Pablo Beltrán, Jefe de la Delegación de Diálogos del ELN: Estos son los obstáculos para la paz

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Apartes de la intervención de Pablo Beltrán de la Delegación de Diálogos del ELN, en el Conversatorio en el Aula Libre de la Universidad Nacional de Colombia, el 20 de julio de 2020.

A finales de los años 50 en Colombia, el Gobierno mandó a un señor -que había sido Gobernador de Boyacá durante los días que mataron a Jorge Eliécer Gaitán-, como emisario a hablar con Juan de la Cruz Varela, para ver cómo iba a ser la desmovilización de él como guerrillero. Juan de la Cruz le dijo: “nosotros solamente pedimos que nos den cédula, un pedacito de tierra y una vaca”.

¿Por qué les cuento eso? Porque me conmovió mucho ver en una fotografía a los guerrilleros de las FARC de Ituango, siendo desplazados para Mutatá; si ustedes miden entre ese momento y hoy son 60 años, y seguimos en lo mismo.

Les aclaro una cosa, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) no pide nada para sí, esto para responder la exposición que hizo el profesor que decía que la agenda del ELN podía ser muy grande. Nosotros no queremos ni cédula, ni vaca, ni tierra, o como en la época de César Gaviria, ni beca, ni carro, ni sueldo; el ELN no pide, no tenemos mucho, pero no pedimos.

Hablemos sobre cuáles son los obstáculos para encontrar la paz en Colombia y cómo entre todos los colombianos de todas las tendencias, “le metemos el hombro” a todos los obstáculos, para ver si algún día pasamos la página de la Guerra; en este sentido diré cuáles son los obstáculos principales.

La exclusión violenta centenaria

Los colombianos luchamos con una herencia maldita, que García Márquez la retrató magníficamente en las guerras civiles del siglo 19. Las clases dominantes en Colombia, nacen en su ADN con una voluntad de exclusión violenta, de extermino del contradictor y como ellos son las clases hegemónicas, a las clases subordinadas les inoculan lo mismo. Este es el principal problema a vencer.

¿Cuál es la manera de superarla? Que nos tracemos un destino común, un destino donde quepamos todos, no un destino donde si yo soy el Gobierno entonces tengo que acabar a los que están por fuera del Gobierno y se oponen a mí. Esa voluntad de exclusión violenta y extermino se acaba con trazarnos un destino común.

La élite no quiere cambios

Las clases dominantes en Colombia, no ceden, no quieren cambiar, porque están cómodas. El Gobierno de Estados Unidos le reconocía a la oligarquía colombiana a principios de los años 60, que era muy hábil, porque que “era capaz de entregar el anillo para no perder el dedo”; si valoramos esto 60 años después, ellos hoy tampoco quieren entregar el anillo, no quieren entregar nada, sus privilegios son intocables; esto quedó claro cuando las FARC comenzó las negociaciones, salió el finado Echeverry Correa a decirles: “ustedes no me tocan ni el modelo económico, ni el sistema político, ni la doctrina militar, ni las relaciones internacionales”.

Coloco otro ejemplo. Cuando al Presidente Kennedy se le dio por impulsar el desarrollismo en América Latina con la Alianza para el Progreso, le dijo al doctor Lleras Restrepo: “haga Reforma Agraria”, y él hizo una Reforma Agraria, desarrollista, burguesa, creó la ANUC y la ANUC le hizo más tomas de tierra que las que él entregó.

¿Qué hizo enseguida Pastrana? El Pacto de Chicoral y para atrás todo. ¿Después qué vino? El paramilitarismo y la contra reforma agraria por la vía narco paramilitar. Hoy en día después de esa idea de Kennedy de hacer desarrollismo en América Latina, tenemos más concentración de tierra que hace 60, 40 o 30 años.

Ellos no asumen sus responsabilidades

Otra historia. Cuando se reunieron Laureano Gómez y Alberto Lleras en unos balnearios en España, para acabar con La Violencia de los años 40 y 50, dijeron una cosa, que hoy hay que rescatar: de todos estos 300 mil muertos, de la expropiación de las tierras cafeteras, de la barbarie que hubo, ambas partes somos responsables; dijeron nos equivocamos y asumimos eso.

Hoy nadie en las clases dominantes quiere asumir responsabilidad por lo que pasa y por lo que ha pasado, entonces, ¿nosotros que interlocutor tenemos?, un interlocutor que no quiere asumir responsabilidades, que no debe nada, que no ha hecho nada malo.

Me acuerdo que cuando comenzó el proceso con las FARC el ex Presidente Uribe sacó una consigna “que se arrepientan las FARC”, luego dejó de lanzar la consigna, dejó de pedirle arrepentimiento a las FARC, porque él no se quiere arrepentir.

En la doctrina cristiana a uno le dicen, cuando usted reconoce que se equivoca y se arrepiente, usted está garantizando la no repetición. Las clases dominantes no quieren reconocer que se equivocan, no se quieren arrepentir, quieren seguir haciendo lo mismo, por esto niegan la verdad. A las víctimas, ¿quién les va a garantizar la no repetición?

Los planes de Guerra del Imperio

Una de las cosas que hemos aprendido en esta Delegación de Diálogos, nos la enseñó la Misión de Verificación de la ONU, nos dijeron esto: la doctrina de solución de conflictos enseña -ellos son expertos en esto 75 años-, que un conflicto nacional no se resuelve hasta que el contexto regional de conflicto no se resuelva, porque son interdependientes.

Hoy EEUU está empeñado en una Guerra por recuperar el petróleo de Venezuela, pone como peón de brega al Gobierno de Colombia y usa el territorio colombiano para sus ataques abiertos y encubiertos. ¿Cómo se explica que mientras que las FARC estaban firmando Acuerdos de Paz en el año 2016, desde Washington estaban arreciando la maquinaria militar para llevar un ambiente de más Guerra a la región?

¿Cómo se explica que mientras buscamos hacer un Proceso de Paz, ellos ordenen que hay que fumigar con Glifosato y echar al carajo todos los Acuerdos de Sustitución Voluntaria que se firmaron bajo el Proceso con las FARC? ¿Cómo se explica si hay un Proceso de Paz en curso, EEUU decida mandar más tropas a Colombia, para desde la frontera colombiana seguir esa Guerra que comenzaron con Guaidó y Los Rastrojos?, ahí siguen Los Rastrojos en esa frontera.

En conclusión

La oligarquía no quiere cambiar, extermina al que se le opone, no asume sus responsabilidades y cuarto, estamos los colombianos empeñados en un Proceso de Paz, cuando desde el imperio norteamericano tienen un plan de Guerra para la región, y el plan de paz que queremos los colombianos choca con el plan de Guerra del señor Trump, y no hay que pensar mucho por qué el plan de Trump se impone sobre el otro.

Hay que seguirle bregando a buscar la paz en Colombia y hay que exigirle a EEUU que respete la voluntad mayoritaria de los colombianos para hacer un Proceso de Paz y pasar la página de la Guerra.

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